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Me presento...

Primero, déjame contarte algo sobre AIM Terapia Psicología:

AIM viene de mi propio nombre, Alberto Infante Martín, psicólogo sanitario que desde siempre he tenido una gran curiosidad por las relaciones humanas y cómo la visión que cada persona tiene de las cosas puede afectar a cómo se desenvuelve en la vida.

Pero… también le otorgo otro significado.

Por un lado, aime en francés significa amor. 

Aim no es aime. Lo sé.

Sin embargo, conecto aim porque me recuerda (por similitud) a  aime, siendo esta una parte esencial en mi trabajo: el amor.

La forma en la que entiendo el amor en la terapia es el incondicional. El amor es aceptar al otro tal y como es, sin necesidad de que tenga que ser de ninguna manera ya que es completamente válido ser tal cual uno es. No juzgo a las personas en general, mucho menos a las que piden mi ayuda, entiendo que con lo que tienen hacen lo que pueden. Y eso está bien.

Además, aim en distintos idiomas coinciden en su significado: Propósito. Meta. Objetivo. Incluso… afrontar.

Y es ahora cuando te descubro la unión de significados que yo le doy:

No estoy aquí para imponerte nada, ni para decirte que debes cambiar tu forma de ser o de pensar, o que debes relacionarte de esta o aquella manera. Cuando estamos en sesión, eres tú quien se plantea la meta, quien decide afrontar ese malestar, quien decide su propósito de cambio. Y soy yo el que te acompaña, desde ese amor que te acepta y te respeta.

Pongo todo mi conocimiento y experiencia a tu servicio (es todo lo que te puedo ofrecer) para ayudarte a avanzar en la dirección donde quieres estar.

Primero, déjame contarte algo sobre AIM Terapia Psicología:

AIM viene de mi propio nombre, Alberto Infante Martín, psicólogo sanitario que desde siempre he tenido una gran curiosidad por las relaciones humanas y cómo la visión que cada persona tiene de las cosas puede afectar a cómo se desenvuelve en la vida.

Pero… también le otorgo otro significado.

Por un lado, aime en francés significa amor.

Aim no es aime. Lo sé.

Sin embargo, conecto aim porque me recuerda (por similitud) a  aime, siendo esta una parte esencial en mi trabajo: el amor.

La forma en la que entiendo el amor en la terapia es el incondicional. El amor es aceptar al otro tal y como es, sin necesidad de que tenga que ser de ninguna manera ya que es completamente válido ser tal cual uno es. No juzgo a las personas en general, mucho menos a las que piden mi ayuda, entiendo que con lo que tienen hacen lo que pueden. Y eso está bien.

Además, aim en distintos idiomas coinciden en su significado: Propósito. Meta. Objetivo. Incluso… afrontar.

Y es ahora cuando te descubro la unión de significados que yo le doy:

No estoy aquí para imponerte nada, ni para decirte que debes cambiar tu forma de ser o de pensar, o que debes relacionarte de esta o aquella manera. Cuando estamos en sesión, eres tú quien se plantea la meta, quien decide afrontar ese malestar, quien decide su propósito de cambio. Y soy yo el que te acompaña, desde ese amor que te acepta y te respeta. 

Pongo todo mi conocimiento y experiencia a tu servicio (es todo lo que te puedo ofrecer) para ayudarte a avanzar en la dirección donde quieres estar.

Ahora sí. Te cuento algo más de mí.

Siempre me ha gustado escuchar a las personas. 

Además, considero que se me da bien.

Desde que era muy joven las personas de mi entorno me contaban cosas (no eran siempre temas privados) y parecían disfrutar cuando estaba a su lado. Se sentían muy cómodas pasando el rato comentándome su día, o cual era la película que tenía que ir a ver.

Al escuchar, siempre me ha pasado algo curioso.

 

La persona con la que me encuentro parece llena de ideas muy interesantes y sus puntos de vista me resultan tan respetables desde su propia vivencia que me da la sensación de que puedo ponerme en sus zapatos cuando les estoy escuchando.

Lo cierto es que esto para mi siempre ha sido un disfrute.

Además, siento mucha curiosidad por la forma de manejarse en la vida que tienen las personas.

Es como poder observar un tesoro que alguien ha decidido compartir conmigo.

Es la razón por la que opté por dedicarme a la psicología clínica: poder ganar un sueldo que me permita vivir haciendo lo que más me gusta y sé hacer.

Pero debo confesarte algo: no es todo natural.

Desde que comencé a estudiar la carrera de psicología, he estado realizando formaciones complementarias de las que he podido atesorar grandes enseñanzas y maestros que me han incentivado para seguir explorando y formándome (pequeña costumbre que arrastramos los psicólogos…) y he participado en diferentes y enriquecedoras experiencias laborales de las que he obtenido un enorme bagaje en diferentes ámbitos, además de poder nutrirme del funcionamiento de otros colegas (y que a día de hoy sigo haciendo para poder ser un poco mejor cada día).

Ahora sí. Te cuento algo más de mí.

Siempre me ha gustado escuchar a las personas. 

Además, considero que se me da bien.

Desde que era muy joven las personas de mi entorno me contaban cosas (no eran siempre temas privados) y parecían disfrutar cuando estaba a su lado. Se sentían muy cómodas pasando el rato comentándome su día, o cual era la película que tenía que ir a ver.

Al escuchar, siempre me ha pasado algo curioso.

La persona con la que me encuentro parece llena de ideas muy interesantes y sus puntos de vista me resultan tan respetables desde su propia vivencia que me da la sensación de que puedo ponerme en sus zapatos cuando les estoy escuchando.

Lo cierto es que esto para mi siempre ha sido un disfrute. Además, siento mucha curiosidad por la forma de manejarse en la vida que tienen las personas.

Es como poder observar un tesoro que alguien ha decidido compartir conmigo.

Es la razón por la que opté por dedicarme a la psicología clínica: poder ganar un sueldo que me permita vivir haciendo lo que más me gusta y sé hacer.

Pero debo confesarte algo: no es todo natural.

Desde que comencé a estudiar la carrera de psicología, he estado realizando formaciones complementarias de las que he podido atesorar grandes enseñanzas y  maestros que me han incentivado para seguir explorando y formándome (pequeña costumbre que arrastramos los psicólogos…) y he participado en diferentes y enriquecedoras experiencias laborales de las que he obtenido un enorme bagaje en diferentes ámbitos, además de poder nutrirme del funcionamiento de otros colegas (y que a día de hoy sigo haciendo para poder ser un poco mejor cada día).

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