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Psicología de niños y adolescentes en Rivas

Todos hemos sido niños. Hemos estado rodeados de gigantes que estaban a nuestro alrededor y de los que nos fijábamos (y fiábamos) para entender qué era esto de la vida. 

Creíamos que de nosotros dependía el equilibrio de las cosas y que éramos nosotros los que podíamos (y debíamos) hacer y decir cosas para conseguir que el mundo que nos rodeaba se mantuviera tal y como estaba. 

Para ello, hacíamos y decíamos lo que se esperaba de nosotros (en forma muy variada, aunque no lo creamos: problemas de conducta, rabietas, fobias, terrores nocturnos,… o no romper un plato).

O puede que nos pusiéramos tristes porque algo no nos encajase o lo temiéramos demasiado y no supiéramos que podíamos enfrentarlo, con un poquito de ayuda.

Y ya en la adolescencia, podemos seguir ese patrón o detectar que algo no nos hace sentir bien, pero no sabemos a ciencia cierta, si es cosa nuestra o no. Y por eso presentamos actitudes rebeldes, oposicionistas o incluso consumo de sustancias y aislamiento.

Viéndolo desde la perspectiva adulta… Qué injusto no?!?!

Mi forma de trabajar con niños y adolescentes es ayudarles a descubrir que no tienen tanta responsabilidad en mantener el equilibrio de su entorno, que tienen derecho a sentir lo que sienten sin culpabilidad y a demostrarlo de manera adecuada sin necesidad de utilizar rabietas o consumos.

Por supuesto, cuento siempre con los padres (en la situación en la que estén) para poder acompañarles en este proceso de entendimiento de necesidades.

Todos hemos sido niños. Hemos estado rodeados de gigantes que estaban a nuestro alrededor y de los que nos fijábamos (y fiábamos) para entender qué era esto de la vida. 

Creíamos que de nosotros dependía el equilibrio de las cosas y que éramos nosotros los que podíamos (y debíamos) hacer y decir cosas para conseguir que el mundo que nos rodeaba se mantuviera tal y como estaba. 

Para ello, hacíamos y decíamos lo que se esperaba de nosotros (en forma muy variada, aunque no lo creamos: problemas de conducta, rabietas, fobias, terrores nocturnos,… o no romper un plato).

O puede que nos pusiéramos tristes porque algo no nos encajase o lo temiéramos demasiado y no supiéramos que podíamos enfrentarlo, con un poquito de ayuda.

Y ya en la adolescencia, podemos seguir ese patrón o detectar que algo no nos hace sentir bien, pero no sabemos a ciencia cierta, si es cosa nuestra o no. Y por eso presentamos actitudes rebeldes, oposicionistas o incluso consumo de sustancias y aislamiento.

Viéndolo desde la perspectiva adulta… Qué injusto no?!?!

Mi forma de trabajar con niños y adolescentes es ayudarles a descubrir que no tienen tanta responsabilidad en mantener el equilibrio de su entorno, que tienen derecho a sentir lo que sienten sin culpabilidad y a demostrarlo de manera adecuada sin necesidad de utilizar rabietas o consumos.

Por supuesto, cuento siempre con los padres (en la situación en la que estén) para poder acompañarles en este proceso de entendimiento de necesidades.

Todos hemos sido niños. Hemos estado rodeados de gigantes que estaban a nuestro alrededor y de los que nos fijábamos (y fiábamos) para entender qué era esto de la vida. 

Creíamos que de nosotros dependía el equilibrio de las cosas y que éramos nosotros los que podíamos (y debíamos) hacer y decir cosas para conseguir que el mundo que nos rodeaba se mantuviera tal y como estaba. 

Para ello, hacíamos y decíamos lo que se esperaba de nosotros (en forma muy variada, aunque no lo creamos: problemas de conducta, rabietas, fobias, terrores nocturnos,… o no romper un plato).

O puede que nos pusiéramos tristes porque algo no nos encajase o lo temiéramos demasiado y no supiéramos que podíamos enfrentarlo, con un poquito de ayuda.

 

Y ya en la adolescencia, podemos seguir ese patrón o detectar que algo no nos hace sentir bien, pero no sabemos a ciencia cierta, si es cosa nuestra o no. Y por eso presentamos actitudes rebeldes, oposicionistas o incluso consumo de sustancias y aislamiento.

Viéndolo desde la perspectiva adulta… Qué injusto no?!?!

Mi forma de trabajar con niños y adolescentes es ayudarles a descubrir que no tienen tanta responsabilidad en mantener el equilibrio de su entorno, que tienen derecho a sentir lo que sienten sin culpabilidad y a demostrarlo de manera adecuada sin necesidad de utilizar rabietas o consumos.

Por supuesto, cuento siempre con los padres (en la situación en la que estén) para poder acompañarles en este proceso de entendimiento de necesidades.

Acompañar de manera segura a un hijo desde la más tierna infancia es la única forma de conseguir que algún día se convierta en un adulto con buena autoestima

Principales dificultades que atiendo:

Niños

  • Baja autoestima
  • Depresión
  • Rabietas
  • Problemas de conducta
  • TDAH
  • Celos
  • Timidez patológica
  • Ansiedad de separación
  • Terrores nocturnos
  • Enuresis y encopresis
  • Vivencias traumáticas
  • Exceso de pantallas y videojuegos

Adolescentes

  • Baja autoestima
  • Depresión
  • Conducta oposicionista
  • Consumo de sustancias
  • Conducta suicida
  • Crisis existenciales
  • Dificultades de relación (amorosa y de amistad)
  • Dependencia emocional
  • Adicción al móvil

Tarifas:

60 euros por sesión presencial u online de 1 hora

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